Mirar la hora. Voltearse y seguir. Volver. Pasaron dos minutos, parecieron veinte.
Los días muestran su gris por más soleados y brillantes que puedan estar. El llorar se vuelve un respirar, y pensar. Sí, pensar, horas y horas sin un solo movimiento más que el de negación. Resignación...y por qué?
El hombre ha pasado toda su existencia buscando el por qué a las cosas, una explicación sensata del motivo
de que la vida de vueltas y vueltas alrededor de cada uno, y lo que cada vuelta afecte a la
humanidad entera. Lo de arriba tiene un por qué, y es que quien traía la luz a los días no
está, la que traía cada sonrisa diaria hoy se encuentra sumida en las mismas tinieblas
de estos días sin sol. Pero hay más por qué, el por qué de su partida. El por qué de sentirse
de esta manera, el por qué de encontrar consuelo en el dolor físico, cuando el peor dolor
es el del corazón, el por qué de actos estúpidos que terminan en implosiones dentro del cuerpo.
Muchas consecuencias y pocas causas. Es ridículo no buscar explicación a todo, excepto al amor.
Ese amor que llena a uno sólo con un gesto, una mirada. Ese amor aún existente, tapado por esa
necesidad de por qué, que creo que se van ordenando, y que están un poco en claros ahora.
Pero de qué sirven, si lo que más hace feliz a uno no está.
Los días muestran su gris por más soleados y brillantes que puedan estar. El llorar se vuelve un respirar, y pensar. Sí, pensar, horas y horas sin un solo movimiento más que el de negación. Resignación...y por qué?
El hombre ha pasado toda su existencia buscando el por qué a las cosas, una explicación sensata del motivo
de que la vida de vueltas y vueltas alrededor de cada uno, y lo que cada vuelta afecte a la
humanidad entera. Lo de arriba tiene un por qué, y es que quien traía la luz a los días no
está, la que traía cada sonrisa diaria hoy se encuentra sumida en las mismas tinieblas
de estos días sin sol. Pero hay más por qué, el por qué de su partida. El por qué de sentirse
de esta manera, el por qué de encontrar consuelo en el dolor físico, cuando el peor dolor
es el del corazón, el por qué de actos estúpidos que terminan en implosiones dentro del cuerpo.
Muchas consecuencias y pocas causas. Es ridículo no buscar explicación a todo, excepto al amor.
Ese amor que llena a uno sólo con un gesto, una mirada. Ese amor aún existente, tapado por esa
necesidad de por qué, que creo que se van ordenando, y que están un poco en claros ahora.
Pero de qué sirven, si lo que más hace feliz a uno no está.
Por qué? Por qué Por qué? Por qué?
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